Aceite de Oliva
El Aceite de Oliva para la salud en la Dieta Mediterránea
En la Pirámide de la Dieta Mediterránea se establece la frecuencia semanal de consumo y las raciones recomendadas para obtener beneficio para la salud.
La Dieta Mediterránea define 9 grupos de alimentos y un componente común en todos, el Aceite de Oliva.
Grupos de alimentos de la Dieta Mediterránea
Frutas y verduras
Cereales
Frutos secos, semillas y aceitunas
Lácteos
Pescados y mariscos
Carnes blancas (aves)
Papas (Patatas)
Carnes rojas y derivados (carnes procesadas)
Postres
Aceite de Oliva y sus Beneficios
El uso del Aceite de Oliva en la Dieta Mediterránea es el pilar de ella y se debe utilizar como grasa principal en la preparación de los alimentos.
Contiene vitamina E: Previene de la oxidación del colesterol malo LDL, lo que daría lugar a la aparición de placas de ateroma o arterioscleróticas, que impiden el correcto flujo sanguíneo a través del sistema arterial. Por su contenido en vitamina E y el efecto antioxidante de ésta sobre la membrana celular, el aceite de oliva está especialmente recomendado para la infancia y la tercera edad.
Polifenoles: poseen una acción antioxidante, previene el envejecimiento celular y también la formación de células cancerosas.
Grasas monoinsaturadas: ayudan a reducir los niveles de LDL-colesterol o colesterol malo.
En las personas diabéticas ayuda a rebajar los niveles de glucemia, por lo que necesitan menos cantidad de insulina.
El aceite de oliva virgen extra se infiltra muy poco en el alimento, ya que las variaciones químicas que se producen en la fritura son pequeñas y lentas. Además se realiza una costra en el alimento que no deja que se escapen sus constituyentes.
Ayuda al endurecimiento de los huesos, lo que beneficia mucho a las personas adultas.
Evita la sobreabundancia de colesterol y ayuda a la asimilación de grasas, ya que favorece la síntesis hepática de sales biliares.
Reduce el ácido de la mucosa esofágica, frena y regula el vaciado del estómago al duodeno, y desciende la acidez gástrica, por lo que se reduce el riesgo de la aparición de úlceras gástricas.
La cantidad de ácidos grasos satisface totalmente las exigencias nutricionales.
El aceite de oliva es rico en vitaminas A, D, E y K. Favorece la absorción de minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio y el zinc; es eficaz en el proceso digestivo, evitando la acidez gástrica y facilitando el tránsito intestinal. Mejora el control de la presión arterial. Ayuda a controlar el nivel de glucosa en sangre. La elevada cantidad de polifenoles (un antioxidante natural) en el aceite de oliva ayuda y previene enfermedades degenerativas como el Alzheimer, y actúa contra el envejecimiento. Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aumentando el HDL o colesterol bueno.